Saga: Lust of the Dead

¡Qué pasa chavales!

Mucho tiempo sin pasar por aquí. Lo sé, pero os traigo hoy cosa fina. Y para 30 lecturas a lo sumo que me llevo al mes y sin cobrar... pues tampoco es que nos vayamos a volver locos. Bueno, voy al lío. Os voy a hablar de una pedazo de tetralogía que tuve el honor de visionar con mi buen amigo Ander (Husser para los amigos más cercanos) en nuestro piso murciano hace un año. ¿Qué decir de esta saga tan maravillosa?

La trama consiste en que los muertos están volviendo a la vida con el único objetivo de violar mujeres. En cuanto una mujer es violada, morirá por el efecto del semen venenoso. Para combatir la situación, un grupo de mujeres (curiosamente todas procedentes del mundo del porno, ligeras de ropa y dispuestas a alegrar la vista al populacho) decide tomar las armas. Simple, pero efectivo. ¿Y qué más encontramos en las películas? Muertes absurdas, sangre y sexo, todo ello en unos setenta y pocos minutos de metraje. Si, son películas muy cortas, todo el presupuesto se lo gastaron en tetas :(



Pero la cuestión es que la trama va tomando forma en las secuelas. Llega un momento en el que la población se divide en tres grupos: mujeres buenorras que combaten a los zombies, los propios zombies, y los otakus. Éstos últimos se sienten solidarizados con los zombies, porque lo único que quieren es follar, y por ello son incomprendidos. Los otaku, entonces, deciden tomar también las armas, pero para ir contra las mujeres. Aquí o folla tó cristo o no folla nadie. Así es la vida. 

En una de las películas se dio una de esas situaciones que te puede tener riendo durante años. Aparece un espécimen que al parecer no tiene interés en violar a las mujeres en cuanto las ve. Por ello, las mujeres creen que el problema está empezando a desaparecer, que la mutación está retrocediendo. Sorprendentemente, cuando los otakus llegan al complejo para acabar con ellas, el zombie se libera de las cadenas y empieza a violarlos a todos por el mismísimo recto: era gay. Y todo ello con el Ave María de fondo (si, de verdad, metieron la religión en ésto)

También está el fabuloso monstruo del macropene, al que Ander y yo animábamos a violarlas a todas. Gotta rape them all, como decían en Pokémon. Lo podréis ver en la próxima imagen, cuando divide su macrosardinilla en 4 partes para poder fornicar con cuatro muchachas a la vez. Y la cabeza que se arrastra usando su lengua, motivada por la posibilidad de comer la entrepierna de las mujeres mientras grita ¡quiero meterte el melindro! Muy hardcore todo. Que las veais, cojones.



La tetralogía es, en definitiva, una bonita referencia a nuestra sociedad actual, cegada por el sexo. Me recuerda mucho a mis tiempos en la universidad, y por ello no puede tener menos de un 8.

Disfruten.

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