Spartacus: La guerra de los condenados (Serie)

Título: Spartacus: La guerra de los condenados
Año: 2013
País: EEUU
Creador:
Mi puntuación: 9

Y por fin llegamos al final de esta fabulosa serie. Sinceramente la he disfrutado de principio a fin y como era de esperar me quedé algo vacío cuando la acabé. De hecho ahora estoy con un casting de series que sustituyan a esta. De momento ni la segunda temporada de Daredevil ni El Infiltrado me están enganchando lo suficiente para olvidarme de la rebelión de los esclavos.

¿Por dónde empezar? Lo haremos por la trama. Nos situamos en un momento en el que Espartaco consigue convencer a la gente que va enserio con eso de derrocar a Roma, y claro. eso que propones y se te va de las manos. Un día tienes a las puertas a miles de esclavos y ya no te puedes echar para atrás. Los esclavos lo empiezan a seguir como el que sigue a un Youtuber del Minecraft, simplemente te lo quieres creer pero sabes que estás condenando tus días. 

Pues eso, Espartaco se encuentra ahora con un ejercito de esclavos que están dispuesto a luchar por 'la causa'. Difícil de creer que la causa de Espartaco haya digievolucionado de vengar a su mujer matando a Léntulo Batiatus, luego a matar a Glabro - que en ese momento era la verdadera semilla de sus desdichas -, y haya quedado en un joder a Roma entera, que puestos a profundizar en la raíz de la desdicha de Espartaco lo siguiente era exterminar a la humanidad, puesto que los romanos vienen de los hombres y por culpa de ellos mataron a su mujer.



Aunque la personificación del mal romano se centra en Marco Craso. Básicamente la premisa que ofrece Spartacus es que si Craso caía, Roma caía. No más lejos de la realidad cuando el ejercito romano era infinitamente más voluminoso que el de los esclavos. ¿La ventaja? que la amenaza romana se encontraba dentro de la propia República. Historia aparte, que para ello está la Wikipedia y es muy interesante conocer el pasado romano, el personaje de Craso lo encarna un acertado Simon Merrells. Aunque más asco os dará el hijo del personaje, Tiberio, interpretado por Christian Antidormi. Es uno de esos jóvenes que hacen el papel de adolescente repulsivo, como Joeffrey en Juego de Tronos.

Luego hay personajes que se vuelven sumamente odiosos, aunque más o menos se mantuvieron durante toda la serie igual. Me refiero a Manu Bennett con su personaje del galo invencible. Sin embargo si a este le sumamos el de su amada Naevia, personaje que puede provocar un derrame cerebral al espectador si ve a bote pronto la diferencia abismal de la primera temporada a la última; poco creíble no, lo siguiente. Otro personaje femenino que me chirría dentro de un cúmulo de testosterona y sangre, como lo fue el personaje de Mira en la temporada de Venganza. No quiero que esto suene machista, soy un gran valedor del papel de Ellen Hollman como Saxa, enamora a cualquiera. Y hablando de féminas, esto es una serie fuera del control del patriarcado, ya que una mujer compite con las mismas posibilidades de destreza en combate que un hombre (incluso más). Los soldados romanos, especializados en las artes romanas de la guerra, son caramelitos para las esclavas.


Los efectos especiales, como es de comentar siempre en esta serie, y el rodaje de las escenas de batalla mejoran más aún si cabe de la temporada anterior. Es el clímax absoluto de la serie en este aspecto y sinceramente le hace bastante sombra a otras producciones de época con mayor presupuesto. Sigue abusando un poco de la cámara lenta, los saltos y los gritos en cada combate, al final deja de sorprender y se vuelve muy repetitivo.



En cuanto al final deciros que es el que tiene que ser. Para mi desgracia, lo máximo que conocía de Espartaco era un cacho del final que pillé de la película de Kubrick en La 1 un día de Semana Santa. Claro, que si ya la has visto, o conoces un poquito de historia, el desenlace está bastante claro. A pesar de ello, Gannicus merecía otro final.


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