Título: La fiesta de las salchichas
Año: 2016
País: EEUU
Director: Conrad Vernond y Grag Tiernan
Mi puntuación: 8
Año: 2016
País: EEUU
Director: Conrad Vernond y Grag Tiernan
Mi puntuación: 8
¡Bonjour! Estamos de nuevo aquí, en otra trepidante y divertida (Sí, tú lo dices) entrada de este, nuestro blog. Acabo de venir del cine, son casi la una de la mañana; pero me siento sumamente inspirado para escribir sobre esta película de animación para adultos (¿Cultos?).
Más allá de lo que puede parecer, esta película con nombre de película porno gay es más que una película de humor, es un oda a los deseos ocultos del ser humano en forma de ménage à trois (o los que se tercien).
Tenía inmensas ganas de ver esta película porque es la típica película estúpida que me gusta. Yo soy así, o me pongo muy profundo y cultureta con una película tipo Herr o soy más simple que el mecanismo de un condensador de fluzo, que supongo que todo los lectores de este blog saben como va ¿no? El caso que visionado el traíler, ya te ofrecen unas dosis de humor absurdo y zafio incapaz de resistirse. Bien, en referencia a este humor he de decir que la película tiene sus momentos de risa (pocos para mi gusto), pero que no llega a conseguir abrumar, he visto mejores. De hecho, el inicio de la película es sumamente lento porque se dedican a forzar largísimos diálogos sin sentido para meter la palabra "pollazo" o "rellenar ese bollo"; que una vez que ves el traíler por más que te repitan la frase ya no tiene gracia. El humor, por así llamarlo, viene de las visiones grotescas de la comida y objetos siendo utilizados por el hombre para su beneficio. La escena final es de lo más perturbador con pinta inofensiva que he visto en mi vida. Más me perturba pensar cómo hubiese sido una escena con el famoso mito del: yo conozco un amigo de un amigo (normalmente la historia real es en primera persona, pero por prejuicios se cuenta en tercera persona) que se folló un melón. No more comments, only imagine.
¡Joder! y si la película no tiene tanta gracia como parecía que iba a tener, ¿por qué ese pedazo de nota? Muy sencillo, la película tiene dos buenos factores a destacar: el primero es que a partir del primer tercio de la película (el primero es horrorosamente lento y mal ejecutado) se vuelve un entretenimiento muy atractivo de ver, emocionante diría yo y hasta 'entrañable'. Lo segundo es el contenido filosófico que contiene. Es por esto que llevo un buen rato desde que he salido del cine dándole vueltas cómo iba a hacer esta entrada del blog sin ponerme excesivamente cansino. Pero... ¿sabéis que os digo? Que os jodéis y aguantáis mi tesis filosófica. La he titulado:
Salchichas o los 120 bollos de Sodoma
A alguno puede que ya sepa por donde van los tiros, a otros que no han cogido un libro ni para firmarle al chiquillo un recuerdo para la comunión puede que se les escape un poco. Pero tranquis, el tito Jota está aquí para meterles la chapa (pero seguro que algo aprenderéis).
Empecemos por el principio: la célula... (os ha venido Punset a la cabeza ¿eh?). Ahora en serio, en modo resumen, el señor Marqués de Sade, un tipo que vivía allá por el S.XVIII, escribió una serie de libros (un poco de autoayuda para perturbados) en los cuales se presenciaba una corriente de pensamientos bastantes polémicos-sexuales y los cuáles lo llevaron a estar preso en cárceles y manicomios. Aquí ya a más de uno le está empezando a interesar el tema, que os conozco. Para no alargar mucho la explicación sobre el primo Sade (que para eso tenéis una Wikipedia estupenda) sólo os diré que era firme defensor del ateísmo y de entregarse a los placeres/vicios por muy perturbadores que fuesen.
Os recomiendo una de mis pelis favoritas sobre filosofía, Saló o los 120 días de Sodoma. Digamos que La fiesta de las Salchichas es la versión infantil y explicativa de ésta que os acabo de comentar, algo así como los Telettubies de la depravación. Recuerdo que mi profesor de Historia del Pensamiento nos dijo una vez: "Los que ven el Saw ese de mierda son unas mariconas, aquí lo que peta de verdad es el Saló del cabesa de Pasolini, que te quedas ahí tó rayao. Y el que diga lo contrario lo reviento". A ver... literal literal no es, pero me gusta imaginármelo así y con un bolsón de coca en la mesa. Lo que sí es cierto que dijo que la saga de jigsaw era una basura al lado de Saló o los 120 días de Sodoma, y allí fui yo a comprobarlo. Maldita la hora de presenciar aquel torrente de imágenes abominables sin preparación previa. Aún así, yo ya la he visto dos veces y soy firme defensor que al menos una vez en la vida esa película se debe ver.
La pregunta que plantea a grosso modo la película de Pasolini, en referencia a los libros del Marqués de Sade, es que si Dios ha muerto, ¿a quién le debe rendir cuentas el hombre? ¿No debería ser capaz éste de poder satisfacer sus deseos más ocultos y perversiones si ya no tiene nada a lo que temer? Parece una gilipollez; pero si nos ponemos a analizar La fiesta de las Salchichas encontraremos todas las referencias al Marqués de Sade. Enumeraré algunas (las que he encontrado, tampoco soy el puto amo de esto que sólo me saqué CAV):
- Dios. Representado por los humanos, a los cuales la comida rinde pleitesía y temen sus castigos. El propio Marqués de Sade acusa la creación de Dios a la ineficacia y 'pereza' del ser humano de dar explicación a aquellas cosas que no entiende. Aquí el simil es clarísimo y habla por sí solo: la comida no entiende qué hay más allá del Supermecado y versa su existencia en ser elegido por los dioses.
- Crítica al judaísmo. Sade era un opositor del judaismo. En la película de las Salchichas no hay una fuerte crítica a la religión en sí misma, pero sí aparece el conflicto Israel-Palestina. Es una forma actual de meter dicha crítica y reírse tácitamente.
- Poder, crimen y el egoísmo del individuo. Difíciles de separar dentro de la película La fiesta de las Salchichas, puesto que la evolución de la misma narrativa es un paso de un estado a otro. El Poder para el Marqués de Sade ha de ser conquistado, normalmente desde una posición de desventaja: La comida está en desventaja con las personas, que son las que ostentan el Poder. El crimen ha de ser cometido para conquistar dicho poder, los humanos son asesinados por la comida, la cuál toma el Poder. La comida ya no teme el poder divino (los humanos) lo cual se rebela contra ellos y vence. A partir de ahí, y al no tener que rendir cuentas a un poder superior, la comida se entrega al egoísmo individual, o lo que es lo mismo, a los placeres del vicio (Vamos, la orgía que tenéis en el vídeo de arriba). La personificación del miedo está sobre todo reflejado en la Bollo protagonista y su reconversión en un perra cachonda insaciable.
- Todos los disgustos se vuelven gustos. El egoísmo integral supone que la comida conseguirá volver todo los disgustos en gustos y todo lo repugnante en atractivo. Este es un caso claro de cómo los dos personajes del Israelí y el Palestino acaban dándose mandaga de la buena, al igual que muchos otros alimentos que se envuelven en la poligamia pasando por alto el sexo de cada uno o incluso la propia acción sexual.
Ya sé que es un poco tosco todo esto que os he contado, pero bueno, hoy habréis ganado dos cosas: una es otra visión de lo que a priori es una película sin mayor fuste que cuatro palabrotas y comida follando. La segunda es que si algún día veis por casualidad (o error) Saló o los 120 días de Sodoma la entenderéis muchísimo mejor.
Otra cosa antes de irme, no sé yo si os habrá pasado como a mi que me he quedado un poco loco al descubrir una ducha vaginal (lo que me pensaba al principio que era una escobilla del váter), pero os dejo un vídeo que os sacará de dudas. Hay muchos vídeos en portugués, no quiero decir nada, pero yo a partir de hoy preguntaría la nacionalidad antes de mandar al soldado de espeleología en orificios desconocidos.
Otra cosa antes de irme, no sé yo si os habrá pasado como a mi que me he quedado un poco loco al descubrir una ducha vaginal (lo que me pensaba al principio que era una escobilla del váter), pero os dejo un vídeo que os sacará de dudas. Hay muchos vídeos en portugués, no quiero decir nada, pero yo a partir de hoy preguntaría la nacionalidad antes de mandar al soldado de espeleología en orificios desconocidos.
¡Hasta la próxima y besos de regaliz a todos!
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