"Lo que el Viento se Llevó" (Película)

Título: Lo que el Viento se Llevó
Año: 1939
Director: Victor Fleming
País: Estados Unidos
Mi puntuación: 10



En esta crítica voy a hablar de la que es, sin duda, una de las mejores películas románticas de la historia del cine, y una de mis favoritas: "Lo que El Viento se Llevó". Y es que es imposible no detenerse en comentar semejante obra maestra de Víctor Fleming. Una puesta en escena de diez, planos con una cuidada dirección de fotografía inimaginable para la época, una banda sonora que pone los pelos de punta dirigida por Steiner y uno de los personajes más emblemáticos de todos los tiempos, Escarlata O'Hara, convierten a este clásico en la película más vista de la historia.

Además de presentarnos una historia de amor, "Lo que el Viento se Llevó" nos transporta a La Guerra de Secesión de Estados Unidos y nos posiciona en el bando del sur permitiéndonos adentrarnos en el estilo de vida de los personajes previo a la guerra, en el dolor y sufrimiento vivido durante la guerra, en la decadencia del después y en el "mañana será otro día". Una película políticamente correcta que no deja indiferente a nadie.


Un guión bien elaborado que nos hereda frases para la posterioridad y es que imposible es olvidarse del  "lo pensaré mañana" de Escarlata o el momento del  "francamente, querida, me importa un bledo" de Rhett.




Las interpretaciones de Vivien Leigth (Escarlata) y Clark Gable (Rhett) son destacables. No es de extrañar que todas las jóvenes de aquella época se matarán por interpretar el papel de la hermosa a Escarlata. Un personaje bien construido, real y moderno. La evolución de este personaje es tremenda y la vemos primeramente como una niña pija, mimada cuyo único interés es ser el centro de atención y acaparar las miradas, para pasar a convertirse en uno de los personajes con mayor fuerza que jamás hayamos visto. Una mujer dominante, controladora, dispuesta a conseguir todo aquello que se proponga sin importar cuales sean los medios (con esa filosofía maquiavélica). Capaz de casarse con un hombre al que no ama por despecho o de robarle al amor de su hermana por dinero. Enamorada durante toda la película de Ashley, la interpretación que hace Leslie Howard de este personaje deja poco que desear y nos hace desquiciarnos pensando cómo puede estar Escarlata sufriendo toda la película por un hombre al que parece que le corre horchata por las venas. Él único que parece poner en su sitio a la adorable Escarlata es Rhett. Quizá hubiese preferido a un galán más atractivo que Clark Gable para interpretar a este apuesto "anti-caballero". Rhett es un personaje compatible con Escarlata; vividor, seductor, oportunista y galán que ama a Escarlata por lo que verdaderamente es. Las acciones y comportamientos de Rhett son de aplaudir y te provocarán algún que otro suspiro de amor (si, si, me encanta vomitar arcoiris). La nobleza y dulzura de Melanie, la mejor amiga y rival de Escarlata, no deja indiferente a nadie y representa los valores de la mujer frágil, dócil y bondadosa que son el estereotipo de muchos hombres de hoy en día en contraparte al estereotipo de Escarlata, ¿o me equivoco😉? La parte cómica de este drama la encontramos en los diálogos de los esclavos, y es que quién no se ríe con el "señorita Escarlata" de Mommy. Todos estos son personajes que representarán el lado más bueno y más oscuro del ser humano. Interpretaciones reales, creíbles en situaciones extremas que no pasarán de largo.

Innovadora para su época rompe con todo lo que se había visto hasta entonces y lo hace a COLOR (no podemos imaginarnos lo que eso significaba eso en aquella época). Los llamativos colores del Technicolor le dan vida a este mito del cine y dibujan paisajes preciosos y escenas que quedarán grabadas en las cabezas de los espectadores. Todos recordaremos la escena de "a Dios pongo por testigo".



En resumen, no es de extrañar que esta cinta se haya convertido en un mito del cine junto con otros grandes como Casablanca o Ciudadano Kane. Una película que todo el mundo debería ver pues cada minuto de las 4 horas del largometraje valen la pena y son dosis concentradas de un cine en su estado más puro.

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